Emigrantes
Shaun Tan
Guión e ilustraciones del autor.
Adaptación gráfica de Francisco Delgado.
Arcos de la Frontera, España, Barbara Fiore Editora, 2007.
Una tapa con relieve y cambio de textura: el marrón oscuro y opaco de los bordes, que simulan grietas y magullones debidos al paso del tiempo. La imagen brillante del centro. El libro se asemeja a un viejo álbum de fotografías.
El cuidado en la edición del objeto/libro es generador de belleza, pero también de significaciones para el lector.
¿Qué nos dice la imagen brillante del centro? Una vieja fotografía, como el álbum que la contiene. Colores sepia. Un hombre con una maleta. Por su vestimenta, probablemente un emigrante de principios del siglo XX, momento histórico en el cual la emigración europea a América y Australia fue masiva. El hombre observa a una extraña criatura que se destaca por su blancura. Si la imagen del hombre, si la presencia de la fotografía llevan al universo histórico de la emigración, aquel extraño ser derrumba toda construcción realista de ese mundo y obliga a pensar en otro plano en el cual lo real, lo próximo conocido, convive con lo sobrenatural, con lo extraño. Todo el libro de Shaun Tan emerge de esa convivencia: la de lo histórico-documental con lo sobrenatural y surrealista.
Shaun Tan define a su libro como una novela gráfica silenciosa.
(Click en la imagen para verla más grande)
Las imágenes se conectan para narrar una historia: la de un emigrante que deja su familia y su país para cruzar el océano y llegar a una ciudad extraña, donde todo le resulta ajeno, incluso lo más cotidiano. Ese hombre solo, aprende poco a poco, con ayuda de otros que han pasado por una situación similar, a vivir en ese país, para luego reencontrarse con su familia.
Pero quiero detenerme en la elección del silencio. Cuando la palabra se retira y la única que habla es la imagen algo sucede en la lectura. La presencia del texto suele acaparar la atención del lector. La imagen, como producto de una tradición de lectura, queda relegada a un segundo plano. Cuando la historia es contada íntegramente por la imagen, ésta se destaca y potencia en todos sus detalles, sus recursos y posibilidades de significación.
Respecto a su elección por el silencio Shaun Tan señala:
“Una de las razones fundamentales por las que decidí prescindir del texto fue destacar este principio: el protagonista no puede leer ni comprender nada, así que el lector tampoco debería poder. Además, hay una lógica interna en la que todos los detalles que pueden apreciarse a medida que la historia progresa (cómo funcionan las cosas, etc.) y la ausencia de narrativa escrita parecen invitar a una lectura visual más cercana y mucho más pausada.” (1)
(Click en la imagen para verla más grande)
La lectura visual se intensifica, y ya se sabe, la imagen es más ambigua que el texto. Esto permite al lector mayor libertad en su elección de significados. Esta indefinición, esta ausencia deliberada de explicaciones otorga al libro una cuota de misterio que lo aleja de los clichés a los que el tema podría invitar a desembocar, y se lleva muy bien con ese cruce entre lo determinado, lo documental y lo indeterminado, lo ambiguo, lo irreal y por esto sin un referente, sin ningún anclaje preciso. Lo que significa en definitiva, todos los anclajes, todos los referentes que el lector quiera o pueda elegir como posibles.
El libro, nos dice Shaun Tan, está inspirado en anécdotas contadas por inmigrantes de diferentes países y períodos históricos. Las imágenes, surgen de fotografías tomadas en diversos puntos del globo en diferentes épocas. Incluso una de las ilustraciones: la de los inmigrantes en el barco, rinde homenaje al cuadro de Tom Roberts (1856-1931), Coming South. (2)
Coming South (Tom Roberts, 1885-1886). – Emigrantes (Shaun Tan)
(Click en la imagen para verla más grande)
El estilo del dibujo, siempre en lápiz sobre papel, busca la semejanza con la fotografía. Un estilo que reserva para sí la mímesis de lo real. Pero el mundo de Emigrantes no es este mundo. O sí lo es, pero no pretende serlo de un modo directo, como lo haría el realismo.
La irrealidad del mundo planteado abre la posibilidad de todas las realidades. Ese emigrante es todos los emigrantes de todos los países, de todos los tiempos. Los sesenta rostros de las guardas del libro, que miran de frente al lector en lo que asemejan fotografías de pasaportes, dan cuenta de esta universalidad.
Shaun Tan reconoce un desafío en la génesis de su libro: “cómo hacer que las cosas estén claras y llenas de significado, pero sean reconocibles sólo marginalmente y estén abiertas a múltiples interpretaciones”. (3)
¿Qué son, por ejemplo, esas sombras que como colas de dragones se ciernen sobre la ciudad que abandona el protagonista? ¿Qué significan los cíclopes con máscaras de soldar, equipados con gigantescas aspiradoras que succionan a los habitantes de una ciudad de edificios señoriales?
El modo en que actúan estas metáforas, abiertas a múltiples interpretaciones, pero claras en su vínculo con la realidad histórica, nos aproximan a un género afín al estilo de Shaun Tan y que claramente emerge en otro de sus libros: La cosa perdida (4). Me refiero a la Ciencia Ficción. El referente real, en este caso los motivos históricos que podrían llevar a las personas a abandonar su país de origen: un régimen dictatorial, una guerra, una crisis económica… es sustituido por una imagen irreal, imposible. Pero que a pesar de su irrealidad, de su ambigüedad, continúa conectándose con ese referente real desplazado. Las colas escamadas o los cíclopes con aspiradoras son cada uno de esos motivos enunciados más arriba y todos a la vez.
Los significados de violencia, opresión y catástrofe social no están dados exclusivamente por los objetos reconocibles en la imagen, sino muy especialmente por los recursos expresivos de los que dispone el texto gráfico. Como en este caso la distorsión del punto de vista. Éste sitúa al lector/observador respecto a lo narrado por la imagen de una manera subjetiva. El lector, en esta imagen, es colocado prácticamente a la altura de las víctimas humanas que huyen de las descomunales aspiradoras. El uso de la luz y de colores que viran hacia el dorado aumenta los sentidos de violencia y destrucción, asociados a las lenguas de fuego que resplandecen tras las sombras de los edificios.
La escena pertenece al relato de uno de los inmigrantes con quien hace amistad el protagonista. Dentro de la historia principal hallamos tres relatos enmarcados como éste. Lo que demuestra la maestría con la que el autor logra construir una compleja estructura narrativa mediante el uso exclusivo de imágenes.
Shaun Tan cuidadosamente enhebra la historia marco con el relato ulterior de cada uno de los tres personajes, de manera tal que la continuidad en la narración no se pierde; al tiempo que la historia del personaje se distingue con claridad de la que le sirve de marco. Así en la primera historia enmarcada, una joven, compañera de viaje en un extraño medio de transporte, muestra al protagonista su documentación de inmigrante. Un primer plano de la foto en el pasaporte dará pie a la imagen de la joven en el pasado. El cambio de los sepia hacia los grises, el uso de color en el fondo de la página y de marcos para los dibujos, permite distinguir la narración ulterior de la joven. La elocuencia de la imagen más grande en esta cruda historia de explotación infantil, es demoledora: una curva repite hasta el infinito estrechos habitáculos donde niñas idénticas a la narradora trabajan en condiciones infrahumanas.
En la segunda narración enmarcada, la de los gigantes a la que ya hicimos referencia, el nexo entre la historia principal y la del inmigrante, es un zoom al ojo del personaje en el cual se reflejan las llamas de su aterrador relato. También el cambio de fondo del blanco al negro permite diferenciar con claridad una narración de otra.
(Click en la imagen para verla más grande)
En la tercera historia contada por un anciano, nuevamente el cambio de fondo y el uso de marco para las imágenes, son los recursos que facilitan su distinción del relato principal. Pero lo que maravilla es la sutileza del nexo entre una historia y otra, así como los sentidos a los que puede dar origen.
El anciano en la narración principal, sostiene en su mano una pieza defectuosa de una enorme cinta de producción en la que trabaja junto a infinidad de obreros. En la siguiente página, el mismo personaje, ahora un joven soldado en colores ocres, sostiene en idéntica postura una flor arrojada desde un balcón.
Es magistral el modo en el que en los tres casos, de manera sencilla, la imagen ha permitido el paso de la narración principal (la historia del protagonista) al relato ulterior enmarcado de un personaje (las historias del pasado narradas por los inmigrantes con quienes el protagonista ha hecho amistad). Es decir que, lo que aquí se juega a través del uso de recursos gráficos como el cambio de color, de fondo, el uso de marcos…, es no sólo la inclusión de narraciones secundarias dentro de la principal, con la diferencia de narrador que esto implica; sino además cambios temporales, viajes a un pretérito anterior al tiempo de la enunciación, e incluso al inicio de la primera historia.
Pero sigamos viendo cómo opera la imagen en sus posibilidades narrativas y expresivas en este libro.
En el relato del anciano, observamos una página dividida en doce cuadros que se limitan a mostrar los pies del soldado en marcha. Del paso pausado por diferentes terrenos, cada vez más difíciles, a la huída borrosa. Del sepia dorado al gris. Luego de dos terribles ilustraciones en página completa del campo de batalla, el recurso se repite. Sólo que ahora el soldado conserva una sola pierna. En algunos de los cuadros se lo ve caer, luego reemprender la marcha. En estas dos páginas casi gemelas, descubrimos un recurso afín a la poesía, pero también presente en nuestro lenguaje de todos los días: la sinécdoque. Aquel tropo que designa el todo por una de sus partes.
En Emigrantes, con frecuencia la imagen resigna mostrarlo todo, explicarlo todo, y se permite ofrecer tan sólo un segmento para que sea el lector quien reponga a su elección los sentidos ausentes o tan sólo sugeridos. El uso de la sinécdoque en las ilustraciones demuestra que no es necesario decirlo todo para que el lector interprete, pero yendo aún más lejos; lo que permite es abrir las posibilidades de significación al tiempo que les imprime mayor intensidad. Estamos frente a una forma narrativa de la imagen próxima al lenguaje de la poesía.
En Emigrantes a la imagen no siempre le interesa avanzar narrativamente. Hay momentos en los que se detiene, paladea la situación. Si estamos ante una película muda (comparación a la que recurre Shaun Tan respecto a su libro) podemos pensar en una película de esas que no tienen ningún apuro en arribar al desenlace. Como si una cámara recorriera lenta, parsimoniosamente la escena, deteniéndose en los objetos, en las personas, en los detalles. Así sucede en el inicio del libro, mediante la enumeración de objetos en el hogar que está a punto de ser abandonado.
Súbitamente los acontecimientos se detienen, y el tiempo de la historia fluye velozmente en una síntesis de dos páginas que nos ofrecen sesenta pequeños recuadros de nubes, variando en la forma y el color. De manera similar, la espera del protagonista y el paso de las estaciones son retratados hacia el final del libro mediante veinticuatro imágenes a doble página de una hoja que irá mutando en rara flor.
El efecto del zoom, originario de la fotografía, es otro de los medios utilizados por Tan en sus ilustraciones, con notables efectos a nivel del sentido. Este es el caso en el que la foto familiar se aleja hasta mostrarnos al protagonista cenando en el camarote del barco. En esta página podemos hablar de una gradación en la subjetividad de la mirada. Si lo que primero se ve es la imagen de la fotografía, es porque la mirada es subjetiva, está puesta en el personaje. El lector ve lo mismo que el hombre solo cenando en su camarote frente al retrato de su familia. Luego, la mirada ya no es la del personaje, e incluso éste “nos observa” a través de un ojo de buey. Más adelante el lector es situado en la lejanía, la imagen es objetiva, y el protagonista se pierde en el anonimato de las innumerables ventanas del barco. Finalmente ya ni siquiera es posible distinguir al personaje y el barco se desdibuja en el horizonte que divide las inmensidades del mar y el cielo. El individuo se pierde en la inconmensurable naturaleza o en la multitudinaria ciudad. (5)
(Click en la imagen para verla más grande)
La ciudad a la que arriba el protagonista está habitada por seres y objetos surrealistas, particularmente en lo que respecta a lo cotidiano: comida, medios de transporte, vestidos, animales y particularmente la escritura. El mundo en el que transcurre esta historia no es el mundo del lector, y sin embargo el desplazamiento no es tan grande como para que no pueda decodificar lo que allí sucede. Este extrañamiento que el lector sufre ante ese mundo ligeramente desplazado del mundo conocido, permite su identificación con el personaje. La lectura de este modo busca remedar la vivencia de quien debe enfrentarse a una realidad foránea, y por lo tanto imprecisa, misteriosa.
Esta “novela silenciosa” en su llamativa diferencia con lo habitual en un libro para niños (y está claro que éste no es exclusivamente un libro para niños) (6), pone al lector en la situación del inmigrante que llega a un país desconocido. Habitar el libro se transforma de este modo en un desafío como el que debe afrontar quien se adentra en lo nuevo. Un desafío pleno de dudas, temores, misterios, promesas y logros.
(Click en la imagen para verla más grande)
Notas
(1) Comentario de Shaun Tan sobre su propio libro (junio de 2006). El texto completo se encuentra disponible en la página web de Barbara Fiore Editora.
(2) Shaun Tan reconoce haber dedicado al libro cuatro años de investigación, diseño y dibujo.
(3) Del mismo comentario citado en nota Nº 1.
(4) Tan, Shaun. La cosa perdida. Traducción de Carles Andreu y Albert Vitó. Arcos de la Frontera, España, Bárbara Fiore Editora, 2005. Detrás del mundo retro-futurista de La cosa perdida es posible reconocer la película dirigida por Terry Gilliam: Brazil (1985).
(5) Igual recurso de la imagen es utilizado por Shaun Tan en el desenlace de La cosa perdida, cuando el joven protagonista se pierde mediante el efecto de zoom en una multitud de transportes idénticos, al tiempo que su voz continúa resonando en el texto escrito.
(6) La división por edades de los lectores es sólo una de las clasificaciones que este libro pone en dificultades. ¿Qué es “leer”? ¿Qué es “narración”? ¿Qué es incluso, “literatura”? podrían ser algunas de las preguntas que el lector se hace al leer Emigrantes.
Para conocer sobre el autor: www.shauntan.net y www.shauntan.es.
Artículos relacionados:
Lecturas: La artesanía del silencio, por Cecilia Bajour.
Lecturas: La voz nace del silencio, por Cecilia Bajour.
Lecturas: El libro-álbum Trucas y las voces inquietas del silencio, por Cecilia Bajour.
Reseñas de libros: Flotante, de David Wiesner.
Lecturas: Novelas que transforman: Stefano de Maria Teresa Andruetto, por Estrella Escriña Marti.
Click aquí para acceder a Muchos Libros
CLICK en el Título abajo para leer TAL VEZ... autor Tom Schamp |
No hay comentarios:
Publicar un comentario